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¿Cómo se ve el futuro de la pequeña empresa en el Perú?

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Eduardo Marisca | 02 Feb 2020

 
En los últimos tres años, me he involucrado activamente en la creación de dos negocios: desde el 2017 en Tudú, un servicio de asistentes on demand que ayudan a empresas e individuos con todo tipo de tareas operativas; y desde el 2019 en Offsite, un espacio que ofrece salas para trabajo creativo y colaborativo de manera flexible para empresas y grupos de trabajo. Sin que haya sido completamente intencional, existe una lógica por la cual he escogido involucrarme con estos negocios: una tesis de inversión que apunta hacia el futuro del trabajo y de la pequeña y mediana empresa en el Perú, y que me interesa compartir un poco más en detalle (especialmente porque, si estoy equivocado, agradecería enormemente que alguien me lo diga).
Una tesis de inversión es un punto de vista (idealmente informado) sobre la forma que van a adoptar diferentes mercados en el futuro en respuesta a cambios sociales y tecnológicos. Uno cree que ciertos cambios se van a dar, y que si se dan cambiarán la manera como opera un mercado. Si uno tiene suficiente confianza en esa tesis, entonces tiene sentido que empiece a realizar inversiones en productos y servicios que vayan a estar en una posición ideal para capitalizar sobre esos cambios.
Mi tesis es en el fondo relativamente simple: una nueva configuración de pequeñas y medianas empresas se convertirá en la base de una nueva economía latinoamericana. Es tan simple que es como que “duh!”. Y sin embargo es un espacio que veo bastante desatendido.
Por un lado, sabemos que las PYMEs (pequeñas y medianas empresas) hoy representan la mayor parte de la economía: al menos en el Perú, estas empresas emplean alrededor del 75% de la población económicamente activa. Es un ejército de pequeños negocios lo que realmente sostiene nuestra economía. Pero sabemos que este ejército opera en un contexto que está cambiando muy rápido, donde la digitalización de servicios y la adopción de tecnologías exponenciales está cambiando la conducta de los consumidores y la manera como operan las organizaciones. Las empresas grandes tienen la capacidad para invertir en procesos de transformación y de construcción de nuevas capacidades — con estimados de $1,800 millones solo en el 2018 — que no tienen los pequeños negocios, pero ambos comparten la misma necesidad de operar de manera diferente.
Al mismo tiempo: un nuevo tipo de organizaciones es posible. Nuevas tecnologías, metodologías de trabajo y formas de organización hacen posible crear organizaciones con enorme capacidad de impacto, con una fracción de los recursos que habrían sido necesarios en el pasado. Hoy podemos hacer más con muchísimo menos: servicios de computación en la nube como Amazon Web Services o Google Cloud quieren decir que un equipo pequeño puede tener acceso a recursos computacionales que antes habrían requerido inversiones millonarias, y pueden hacerlo de manera flexible y elástica. A pesar de ello existe abundante investigación (p.ej. el trabajo de Brynjolfsson y Saunders) que muestra que aunque estas tecnologías estén disponibles, es sumamente difícil para las organizaciones integrar estas tecnologías en sus cadenas de valor para desbloquear los incrementos de productividad prometidos. Un nuevo tipo de organizaciones es teóricamente posible, pero no por eso será un fenómeno empíricamente inevitable.
Si combinamos una cosa con la otra, la conclusión es que es necesaria una actualización — un upgrade — de la pequeña y mediana empresa en el Perú y América Latina. No inundarla con consultores vendiendo procesos de transformación, sino crear la infraestructura básica que le haga posible desbloquear incrementos desproporcionados de productividad. Las PYMEs operan con procesos sumamente manuales, con poca atención a la data y la inteligencia de negocios, dedicando casi toda su energía a apagar incendios del día a día y muy poca al trabajo creativo, la innovación, y el desarrollo de tecnología. Si no somos capaces de hacer este upgrade a escala y con velocidad, los pilares de nuestra economía corren el riesgo de colapsar en los próximos años.
De allí surge mi tesis personal de inversión: ¿Cómo podríamos crear la infraestructura que posibilite la actualización acelerada de una nueva generación de pequeñas y medianas empresas en el Perú y a través de América Latina? ¿Cuál es la manera más rápida en la que permitimos a las PYMEs hacer más con menos, y dedicar más de su energía a la creatividad y la innovación? En este momento, estoy explorando dos hipótesis.
La primera es Tudú, un servicio que brinda un apoyo flexible y elástico a pequeñas y medianas empresas para atender sus necesidades operativas. Con Tudú observamos que negocios de todo tamaño dedican mucho del tiempo de sus personas más valiosas e importantes a tareas que si bien requieren de atención, no representan el core del negocio. Nuestra hipótesis es que podemos agregar ese tipo de tareas para un número cada vez más grande de organizaciones, creando eficiencias y economías de escala y devolviéndole ese tiempo a nuestros clientes para dedicarlos a actividades de mayor valor. Al mismo tiempo estamos empezando a convertir procesos manuales en procesos inteligentes: cuando realizamos visitas de monitoreo de puntos de ventas para algunos de nuestros clientes, podemos capturar data en un formato digital nativo y reportar esa misma data de vuelta hacia el cliente a través de un dashboard. Lo que en el pasado se hacía con una tablita y un lapicero se vuelve así en un proceso digital que permite decisiones en tiempo real.
La segunda es Offsite, un servicio que ofrece espacios flexibles diseñados para facilitar la creación colaborativa. Con Offsite observamos que las organizaciones, sobre todo las más chicas y modernas, necesitaban de espacios para tener reuniones de trabajo, capacitaciones, o reuniones con clientes, pero que los necesitaban de manera inteligente y flexible: es decir, un espacio que cubriera todas sus necesidades operativas, y que pudieran utilizar sin tener que comprometerse con una membresía o procesos complicados de reserva. Observamos también un número cada vez más grande de emprendedores del conocimiento creando productos a partir de su propio expertise, sean cursos, talleres, meetups, o sesiones de asesoría, que querían ofrecer a sus clientes en espacios con un espíritu diferente. A partir de ahí diseñamos y lanzamos Offsite para recibir equipos de trabajo de manera flexible, diseñados para fomentar la creatividad y para estar disponibles para nuestros usuarios de manera elástica.
Estas dos primeras hipótesis son experimentos para construir esa infraestructura que las nuevas PYMEs necesitarán en los próximos años, una infraestructura marcada por la elasticidad y la adaptabilidad. Quiero pensar que estamos encontrando evidencia de que la tesis de fondo es correcta, pero que aún queda mucho camino por recorrer: por ellos hemos tenido que invertir mucha energía en educar a nuestro mercado sobre cómo utilizar nuestros servicios. Son hipótesis diferentes, pero que tienen mucho sentido bajo el paraguas de una tesis más grande. Por lo mismo, creo que esta tesis da para mucho más: muchos más posibles experimentos que apunten en la misma dirección, y construyan esta infraestructura necesaria a través del despliegue de nuevos productos y servicios.
Cualquier apunte, comentario, o recomendación es más que bienvenido: me interesa saber más sobre cualquier evidencia (o contraevidencia) sobre mi tesis de inversión y la necesidad de una actualización de la pequeña y mediana empresa en América Latina, así como me interesa conocer de otros ejemplos o experimentos que estén respondiendo a este desplazamiento del mercado. Pienso que, si la tesis es sensata, es importante que tengamos éxito en saber navegar esta transformación, y es por eso que comparto esta lógica y estas hipótesis. No me interesa quedármelas para mí mismo, sino encontrar otras personas trabajando en el mismo espacio para poder crear el máximo impacto posible.
Si tenemos éxito, estaremos fortaleciendo las bases para una economía más productiva, creativa e innovadora para el futuro de América Latina. Tengo la intuición, por lo pronto, de que aún hay mucho más trabajo por hacer en este espacio.
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